Aterrizamos en el aeropuerto de Ushuaia al lado del mar. Espectacular. Después de ir al hotel, visitamos la ciudad y también el Museo del Fin del Mundo, muy interesante por los restos históricos de naufragios que se han dado en la zona.
Después, comida con el resto del grupo con los que vamos a hacer esta aventura. Después de una charla amena con la gente salimos en autobús para embarcar en nuestro barco ‘El professor Molchanov’, construido en Finlandia, de bandera rusa y reforzado para navegar por el hielo.
Después de tomar un té en el barco, éste parte a las 8 de la tarde. Dejamos Ushuaia nevando. ¿Qué aventuras nos deparará este viaje?.
Por la noche nos asomamos al puente y ver las cartas náuticas para mirar por donde vamos a ir, sobre todo por el canal Beagle, donde nos desplazaremos a lo largo de él hasta llegar a alta mar y dirigirnos al sur al paso de Drake.
Pero esto pasará mañana, porque me estoy durmiendo y me voy al camarote
El nombre Beagle fue dado en homenaje al buque británico HMS Beagle, que realizaba un estudio hidrográfico de las costas de la parte meridional de América del Sur entre 1826 y 1830 integrando la expedición que estaba al mando de Phillip Parker King. En abril de 1830, estando el HMS Beagle fondeado en bahía Orange, su comandante Robert Fitz Roy envió al oficial de navegación teniente M. Murray a inspeccionar la parte norte de bahía Nassau. Éste oficial descubrió un estrecho paso, el que luego fue bautizado en su honor como canal Murray, que desembocaba en un canal recto, de aproximadamente dos millas o más de ancho, que se extendía de este a oeste hasta donde alcanzaba la vista. A ese canal se lo denominó Beagle.
En el segundo viaje del HMS Beagle, bajo el mando del capitán Fitz Roy, viajaba a bordo el naturalista Charles Darwin, quien tuvo su primera vista de un glaciar al llegar al canal Beagle el 29 de enero de 1833, y escribió en su cuaderno: muchos glaciares azul berilo el más bello contraste con la nieve.? Fuente: www.wikipedia.org
Es por la mañana y el barco no para de bambolearse violentamente. Todo el camarote me da vueltas. Intentar levantarse es misión imposible, me produce mareos y ganas de devolver. Mi compañero de habitación todavía está peor, está vomitando de la misma. Menuda entrada. No desayunamos. Las pastillas para el mareo no sirven de nada.
En el barco ha habido un simulacro de hundimiento. No se ha presentado ni cristo. Todo el día en la cama durmiendo y pasándolas canutas. Vamos, en blanco.
El paso de Drake es el tramo de mar que separa América del Sur de la Antárida. Tiene una longitud de unos 890km y sus aguas son consideradas por los navegantes como las más tormentosas del planeta. El paso es mar abierto. No hay ninguna masa de tierra significativa en este paso.
Hoy la mar está mejor, ¿o soy yo que me estoy adaptando? He podido levantarme y desayunar algo. A la mañana, charla en el salón sobre tipos de pájaros. Muy interesante. Descanso y comida. A la tarde otra charla sobre geología de la zona. También muy interesante. También suelta un globo sonda. Hay un monitor donde aparecen los datos de dirección, temperatura, velocidad etc. Parece que por lo menos no va a llover.
Es de día y vemos una costa. Está la mar gruesa y hace viento. No apetece mucho salir, ya que tiene mala pinta, pero ¿a qué hemos venido? Nos preparamos a montar en las Zodiac, salvavidas en ristre. Estamos enfrente de la base científica polaca Arctowski, en la isla Rey Jorge, pero el mal tiempo nos impide desembarcar. Solo nos queda contemplar la costa desde el barco. Mal empieza el viaje.
No nos queda más remedio que contemplar las vistas desde nuestros pequeños pero confortables camarotes.
Esta vez sí que sí. Desembarcamos en la Isla de la media luna, donde está la base ‘Cámara’ argentina. Cerrada en este momento. Hace 0ºC, con viento. Damos una vuelta por la pequeña isla, viendo nuestras primeras pinguineras.
El paisaje es extraordinario. Podemos acercarnos mucho a los pingüinos, aunque el olor que desprende la zona apesta. Es lo que hay.
Después, vamos con las zodiacs bordeando la isla, acercándonos a los icebergs. Impresionantes.
Al atardecer, ya en el barco, podemos divisar varias ballenas jorobadas. Están un rato al lado nuestro.
Estamos en racha. El tiempo está muy estable, aunque hace frío, como es natural.
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Nota 2: Parte de esta documentación ha sido extraida del Tomo IV de la "Historia Universal de las Exploraciones" por gentileza de la Editorial: ESPASA CALPE