Desde los tiempos de Ross, Wilkes y Dumont d'Urville había prácticamente cesado la exploración en el Antártico. Fueron las expediciones de barcos balleneros o de caza de focas las que pusieron otra vez en moda esta parte del mundo.
La primera en lanzarse a tales regiones fue la firma Robert Kinne, de Dundee, la cual envió en 1892 cuatro barcos al Antártico. No se hallaron las ballenas blancas esperadas, pero se efectuó el reconocimiento del extremo nordeste de la Tierra de Graham y se trazó la cartografía de la isla Joinville.
En el mismo año, otra firma de Hamburgo fletó el Jason, bajo el mando del capitán A. C.Larsen. Alcanzó 68º 10' S., en la costa este de Graham y exploró la Tierra del Rey Óscar, mientras que el Hertha, del capitán Evensen, exploraba la costa oeste de Graham hasta la península Adelaida, no lejos de la Tierra de Alejandro I. Los gastos de la expedición, que regresó en 1894 fueron sufragados con el importe de 6.300 pieles de foca y de toneladas de aceite.
Cuando en 1892 un experto inglés insinuó la idea de intentar la caza en el mar de Ross, Svend Foyn, de nacionalidad noruega, inventor del cañón arponero, y ya armador, envió en seguida el barco Antarctic, con el capitán Kristensen pero las presas fueron escasas. Kristensen pudo desembarcar en el cabo Adare, a la entrada oeste del mar de Ross, demostrando que hacia 160º E. el banco de hielo era franqueable incluso, en ocasiones para un barco ordinario. Nansen anotó cuidadosamente la posibilidad de acercarse de este modo al Polo Sur, pero su plan no se realizó hasta 1917, siendo su ejecutor Amundsen.
Los pesqueros no habían rebasado la primera fase de la exploración, la de la excursión estival; la segunda etapa -de invernada- fue conseguida por una expedición de carácter exclusivamente científico, la del Belgica, mandada por Adrien de Gerlache.
El buque, de tres palos, partió de Amberes el 6 de agosto de 1897, con una tripulación heterogénea. El personal marino subalterno era sobre todo noruego; llevaba el buque como segundo piloto a un joven marino de Oslo: Roald Amundsen, y la plana mayor científica estaba compuesta por dos belgas, dos polacos y un rumano. El médico abandonó en el último minuto el barco, así que se recogió en Río de Janeiro al estadounidense de origen alemán Frederick Cook, que sería el nuevo médico de a bordo, y que más tarde sería muy famoso por afirmar que fue el primer hombre en llegar al Polo Norte, aunque no se aceptó su afirmación.
Cook sabía "posar" en plena actuación, calzando raquetas durante la expedición antártica belga (bajo el mando del teniente Adrien de Gerlache de Gomery). 1898-1899. Con el tiempo había de ser competidor de Peary en el asalto al Polo Norte (véase páginas más adelante)
A principios de 1898 el Belgica visitó las Shetland del Sur, logró cruzar por el estrecho que recibió el nombre de Gerlache, entre el archipiélago de Palmer y la costa oeste de Graham. En marzo quedó aprisionado por los hielos, y derivó lentamente de 80 a 120º O., y 69 y 71° S. Tuvo la suerte de evitar el aplastamiento y se vio libre en marzo de 1899, regresando a la Tierra de Fuego, portador de copiosa información científica de todo orden. Además, había demostrado la posibilidad de la invernada en el Antártico.
Egeberg Borchgrevink, noruego, que tomó parte en 1892-1893 en la expedición Bull-Kristensen, pudo advertir la facilidad del desembarco en buenas condiciones en el cabo Adare, y concibió la idea de invernar allí. Un mecenas inglés corrió con los gastos.
Se adquirió un barco foquero noruego, al que se dio el nuevo nombre de Southern Cross; en él embarcó Borchgrevink una expedición mixta de noruegos e ingleses, así como auxiliares lapones que se encargasen de los perros.
El grupo de invernada desembarcó el 17 de febrero en cabo Adare, lugar en el que permaneció casi un año, efectuando trazados topográficos en las proximidades de la bahía de Roberston. En enero de 1900, el Southern Cross recogió a los invernadores y avanzó a lo largo de Victoria hasta la Barrera de Ross, que siguió hasta la bahía de las Ballenas. Realizaron el primer ascenso a la Gran barrera de hielo.
Se comprobó que el contorno de la Barrera había retrocedido a veces en 45 km. en determinados parajes, en relación con 1845. Esta fue la primera expedición que pasó el invierno en el continente antático. Fue también la primera en hacer uso de perros y trineos.
Hacia la misma época tuvo lugar la expedición oceanográfica del barco alemán Valdivia, que llegó a la isla Bouvet y penetró a través del Pack hasta 64º 15', pero sin alcanzar el continente.
Los resultados parciales obtenidos por medio de esfuerzos aislados permitieron, al menos, el conocimiento del inmenso objetivo que ofrecía el Antártico a los investigadores, aproximadamente 14 millones de kilómetros cuadrados.
En el Congreso Geográfico, celebrado en Berlín en 1900, se decidió que a partir de 1 de octubre de 1901 hasta 31 de marzo de 1903 se crearían y ocuparían de modo permanente estaciones meteorológicas al sur de 30º S., lo que permitiría abarcar de una vez todo el anillo meridional del globo.
Así, pues, cinco expediciones concéntricas, formadas en el marco de ese "año antártico", partieron en dirección sur.
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Nota 2: Parte de esta documentación ha sido extraida del Tomo IV de la "Historia Universal de las Exploraciones" por gentileza de la Editorial: ESPASA CALPE