Viajes por el Mundo

HISTORIA DE LAS EXPLORACIONES POLARES

2-06) A.E. Nordenskjöld cruza el paso del Nordeste (1875-1879)

Capítulo 2: Las rutas Polares (1852 - 1915)

Adolf-Erik Nordenskjöld nació en Helsingfors (Helsinki, en la actualidad), Finlandia, el 18 de noviembre de 1832; realizó sus primeros estudios en un ambiente difícil. Estudiante de geología, proyectaba un viaje a Siberia cuando estalló la guerra de Crimea. Nombrado ingeniero de minas por el gobierno ruso, no tardó en ser destituido por ligeras extravagancias políticas, terminando por fijarse en Suecia; cuando regresaba a Finlandia lo hacía en pleno invierno, patinando a través del golfo de Botnia, helado, y del archipiélago de Aland, examinando al pasar la formación del hielo del mar.



En 1863, la Academia sueca de Ciencias le comisionó para realizar en el Spitzberg el trazado de un arco de meridiano; prácticamente, ejecutó la cartografía de la parte meridional del Spitzberg y luego, aprovechando la circunstancia de que en otoño el mar estuviese todavía libre de hielo, partió derecho en dirección norte, pero sus planes quedaron contrariados por el hallazgo de siete botes ocupados por pescadores de foca, que habían naufragado al nordeste del Spitzberg, a los que recogió, haciendo vela en dirección a Noruega.


Retrato de N. A. E. Nordenskjöld, por George von Rosen (Museo Nacional. Estocolmo)

A bordo del Sofía, barco perteneciente a la administración de los puestos suecos, efectuó en 1868 un nuevo viaje de estudios al Spitzberg, travesía que estuvo a punto de terminar en naufragio a 80º N. Al regreso convenció a un rico mecenas, Oscar Dickson, para la realización de un proyecto de expedición al norte del Spitzberg, en dirección al Polo, y con objeto de familiarizarse con los perros de trineo ante la perspectiva de invernadas realizó en 1870 un viaje a Groenlandia.


El Sofia

Nordenskjóld intentó allí una exploración sobre el interior helado, mas no pudo avanzar sino 50 km., porque sus auxiliares esquimales se negaron a ir más lejos. Era la primera vez que se iniciaba la empresa de estudiar in situ el casquete glaciar, cuyas actuales condiciones ilustran con fuerza lo que debió ser la edad glaciar de las regiones templadas al presente.



La expedición del Spitzberg, que partió en 1872, sufrió bastantes reveses; primeramente, porque el estado del hielo en aquel año fue especialmente malo y los barcos de aprovisionamiento se vieron bloqueados poco antes del momento previsto para su partida; los renos, preparados como animales de tiro, se escaparon sin posible recuperación; además, fue necesario recoger y auxiliar a muchos náufragos pescadores; por último, en enero de 1873, la tempestad puso en grave peligro los barcos bloqueados. 


Glaciar Nordenskjóld en Spitzberg. Fuente: www.wikipedia.org

El fracaso no desalentó a Óscar Dickson y, cuando Nordenskjöld regresó a Estocolmo, resolvió proseguir sosteniendo la empresa ártica; mas, ya que parecía imposible llegar al Polo y que, por otra parte, los intentos de explotación minera en el archipiélago de Sptizberg se habían desvanecido, se trataría de abrir a la navegación, total o parcialmente, el paso del Nordeste, cuya búsqueda intentara ya en 1533 el inglés Willoughby.



El pequeño velero de Nordenskjöld partió en junio de 1875 de Tromsoe, puerto noruego situado muy cerca del paralelo 70, y a su bordo, Nordenskjöld logró ejecutar plenamente el programa de investigaciones que le era propio en todos los campos: hidrología, geología, fauna y flora de los mares y regiones visitados. Alcanzó el Proven sin obstáculo la embocadura del Yenisei y regresó a su base, en tanto que Nordenskjöld, con cuatro hombres, remontaba el estuario hasta Dudinka, a bordo de una embarcación llevada especialmente para este propósito, y después el río en uno de los vapores que navegan aguas arriba. El regreso a Suecia se efectuó por el interior: Yenisei, Ekaterinburgo, Moscú, San Petersburgo. Faltaba demostrar que la vía inaugurada de este modo respondía a las exigencias del tráfico regular. Nordenskjöld efectuó la demostración por medio de un segundo viaje con partida desde Trondheim en julio-agosto de 1876. Había reconocido el sueco un puerto excelente, amparado por islotes, de aguas profundas, emplazado en la embocadura del Venisei, en una isla a la que bautizó con el nombre de Dickson.


El rio Yenisey. A la derecha el Lena, escenario de los supervivientes del Jeannette. Fuente: www.wikipedia.org

Nordenskjóld se iba haciendo una especie de héroe nacional. Pronto ideó un plan mucho más vasto. Se trataba de reconocer en toda su longitud el legendario paso del Nordeste; la gloria de Suecia, el interés de la ciencia, las repercusiones económicas previsibles quedaron expuestas en un informe que dirigió al gobierno. Asimismo, insistía en la proeza que había de representar conseguir que desde 82º E. a 170º E. la navegación moderna pudiese seguir vías nunca frecuentadas; además, jamás se habían explorado los parajes del cabo Cheliuskin, independientemente de las islas hipotéticamente situadas al norte de la ruta a seguir; tal vez se descubriera de este modo, entre otras, la tierra buscada en vano en el mar por el viajero Wrangel. "Si fracasara la expedición en el cumplimiento de todo el programa -concluía el sueco-, no habría lugar para considerarla como estéril, porque, en tal caso, se estacionaría sobre puntos de la costa de Siberia, favorables para exploraciones científicas."



Los gastos de la expedición fueron subvencionados por el gobierno sueco y los completaron Dickson y el negociante ruso Sibiriakof. El Vega, barco de locomoción mixta y de 300 ton., tripulado por 21 hombres bajo el mando del capitán Palander, abandonó Tromsoe el 21 de julio de 1878, llevando a bordo a Nordenskjöld y su plana mayor de científicos. Un pequeño convoy de tres barcos de carga, el Fraser, el Express y el Lena, debían unirse al Vega en el mar de Barents.


El Vega de Nordenskjöld. Fuente: www.wikiwand.org

El 30 de julio, Nordenskjöld encontraba en el fondeadero de Khabarova, en la costa oriental del estrecho de Yugor, al Fraser y al Express. Se realizaron observaciones y, mientras se esperaba la llegada del Lena, hubo tiempo para comprar a los samoyedos una colección de ídolos a siete rublos pieza. La nueva partida tuvo lugar el 1 de agosto para llegar a Port-Dickson el 6. Una vez allí, el Fraser y el Express tenían que remontar el Yenisei, variar sus calas, llenarlas de trigo siberiano y regresar antes del invierno, en tanto que el Lena tenía por misión seguir al Vega en dirección nordeste, para doblar también el cabo Cheliuskin.



Levaron ancla los dos barcos el 10 de agosto y salieron poco a poco de las aguas dulces superficiales, relativamente cálidas (10º), que los ríos de Siberia lanzan durante el verano al océano Ártico. Del 14 al 18 de agosto efectuaron una escala dedicada a la investigación científica entre la isla de Taimir y la costa. 


Isla Taimir

El 19, después de mediodía, al contacto de los campos de hielo que jalonaban la costa, se levantó la niebla y pudo verse un promontorio que apuntaba hacia el nordeste; era el cabo Cheliuskin. A las seis de la tarde, al lanzar el ancla, los barcos izaron el pabellón y uno de los cañones del Vega disparó una salva de honor: "El horizonte se había aclarado y el cabo aparecía a nuestra vista, bañado por el sol y libre de nieve."


Cabo Cheliuskin en la actualidad. El punto más al norte del continente euroasiático. Fuente: www.wikipedia.org

Se levó ancla el 20 de agosto hacia mediodía y hubo calina entre los hielos flotantes más espesos y de mayor tamaño, lo que fue causa de detenciones y rodeos entre la bruma, con una pérdida de veinticuatro horas ocupadas en buscar aguas libres. Luego se levantó brisa del noroeste, que despejó el mar, impulsando hacia adelante con rapidez a los dos barcos, de modo que se rebasaron pronto los estuarios del Khatanga, del Anabara y del Olenek. La mar era salada y poco profunda -de 5 a 8 brazas-, había vida intensa en los islotes, en los que revoloteaban las gaviotas y los pingüinos de Brünich. Pero los mapas eran poco seguros, y los crepúsculos nocturnos se acortaban. Dejando al Lena seguir en ruta determinada hacia el estuario del río de su nombre, el 27 de agosto Nordenskjöld hizo directamente ruta al este, con intención de llegar antes del «embâcle» (acumulación de témpanos de hielo) al punto extremo reconocido por Cook en el siglo XVIII. Pocas horas más tarde se vio decepcionado en su esperanza. "



A partir del Lena, la expedición siguió de modo constante la costa, con dos excepciones, una para tratar de tocar la isla Liajov, otra para penetrar desde las islas de los Osos en dirección nordeste. A partir de aquellas islas, situadas fuera de la desembocadura del Kolima, la expedición atravesó de modo continuo masas apretadas de hielo flotante, pasando más cerca de la costa, a tres o cuatro brazas (5,34 m. a 7,13 m.) de agua; a veces y durante largas distancias, con unas pocas pulgadas de agua solamente bajo la quilla.»



Franqueado el estrecho de Dimitri Laptev y después de doblar el cabo Sviatoi Nos, llegando al cabo Kuliuchin, el Vega quedó repentinamente aprisionado entre los hielos a 67º 7' N. y 173º 31' E, (27 de septiembre de 1878).


Estrecho Dimitri Laptev. Fuente: www.wikipedia.org

"El hielo compacto en el que el barco quedó definitivamente inmovilizado medía una longitud de 40 m. por 25 de ancho..., más de una vez el campo de hielos recientes se vio empujado hacia la costa por las violentas tempestades del otoño se dejaban oír ruidos y crujidos espantosos de vez en cuando en los flancos del navío, lo que probaba de modo más que evidente que no se hallaba al abrigo de las presiones; sin embargo, no hubo que lamentar ninguna avería notable, a pesar de que durante los intensos fríos se oyesen fuertes detonaciones, mientras se ponían de manifiesto grietas en el casco, causadas por filtraciones, que se convertían inmediatamente en hielo."



Fue lo que se llama una invernada sin historia. Por amenazado que estuviese el casco del Vega, totalmente cubierto de nieve, ofreció a su tripulación un refugio templado: 15º, mientras que en el exterior el termómetro descendía a -50º. Muy cerca se construyó un refugio de nieve, en el que los técnicos procedían a sus observaciones.



Al mismo tiempo, como dos pequeños grupos de tiendas, siete en cada uno, se levantaban sobre la duna de la costa, se iniciaron relaciones amistosas con los indígenas de Chukotski.



Los mirones terminaron por considerar el Vega como punto de paseo, adonde llegaban desde muy lejos, sea para recibir un paquete de tabaco o un vaso de aguardiente, que en su lengua denominaban ram.



Cuando la estación se hizo más dura, el pan de Suecia, cambiado por herramientas, pieles, grasa de ballena o de foca, ocupó el primer plano de las transacciones. Sin embargo, los indígenas ignoraban el ruso y el inglés, excepto la frase "buenos días", por cuyo motivo el teniente Nordquist se puso sin descanso a estudiar su lenguaje, consiguiendo en algunas semanas hacerse comprender bastante bien. De este modo, resultó posible recoger copiosa información detallada respecto a las costumbres del país, sus recursos y, sobre todo, al estado del mar en las distintas estaciones.



El más destacado de los visitantes fue un «estaroste» indígena, pagano, aunque bautizado por los rusos con el nombre de Vasili Menka. Llegó hasta el navío en un trineo respetuosamente tirado por hombres; llevaba "una hermosa túnica blanca de piel de reno, bajo la cual se descubría una camisa de franela azul". Era un hombrecillo de color oscuro, de rostro demacrado. A su llegada presentó un certificado en lengua rusa, que expresaba su dignidad y las percepciones de sus impuestos, consistentes en pieles; luego hizo algunos signos de la cruz ante las imágenes expuestas en el salón de popa, cortando pronto sus garabatos al observar que los marinos -de secta evangélica- no le imitaban; dio muestras de majestuosa jovialidad, entregó y recibió regalos, bailó a los acordes de un organillo y se despidió.



Al llegar el 18 de julio el deshielo despejó el mar; sin embargo, el hielo embarrancado todavía era sólido, pero el 18, a las 13,30 horas, el floe que aprisionaba el barco comenzó a ceder.



Nordenskjöld revocó al punto una salida prevista para algunos días, mientras Palander encendía las calderas; a las 15,45 horas, el Vega, completamente impermeable, se desprendía y tomaba de nuevo su ruta tras doscientos noventa y cuatro días de cautividad. Al día siguiente, 20 de julio, a las once de la mañana, izaba el pabellón y disparaba cinco cañonazos para saludar al cabo Oriental. El 2 de septiembre, Palander y Nordenskjöld anclaban en Yokohama, terminada su misión, sin averías y sin escorbuto.


La ciudad de Yokohama en aquella época. Fuente: www.visualizingcultures.mit.edu/

Había seguido, pues, el explorador una carrera simbólica. Nacido en un país nórdico, descendiente de antigua estirpe, criado al contacto del Gran Norte, había adquirido lentamente en sus misiones anteriores la experiencia necesaria para triunfar en una gran proeza, al mismo tiempo que trabajaba por enriquecer a la ciencia y exaltar a su país. Otros le han superado, pero él nunca fracasó. Efectuó todavía un raid en Groenlandia -el primer raid importante por el desierto helado- y murió en Estocolmo en 1901.



Dos generaciones humanas transcurrieron antes de que el paso del Nordeste se hiciese realidad cotidiana; su descubrimiento fue una adaraja; para que el hecho de los suecos diese fruto era necesario que el Asia rusa desarrollase su infraestructura económica. Pero cubre 15 millones de kilómetros cuadrados, la obra es de enorme envergadura y apenas ha comenzado en nuestra época.


Mapa del paso del Noreste seguido por Nordenskjöld. Fuente: www.dawlishchronicles.blogspot.com/



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Nota 2: Parte de esta documentación ha sido extraida del Tomo IV de la "Historia Universal de las Exploraciones" por gentileza de la Editorial: ESPASA CALPE