Herido en lo más vivo por las críticas malévolas de que fue objeto, John Ross partió de nuevo el 24 de mayo de 1829 a bordo del Victory, barco de vapor escoltado al principio por el Krusenstern. Por los estrechos de Lancaster y del Príncipe Regente, descendió a lo largo de Somerset por el este, halló al sur de esa tierra un canal estrecho que conducía hacia el oeste -el futuro estrecho de Bellot-, que tomó por callejón sin salida, y tocó las costas de Boothia Félix, península que remata al extremo norte el continente americano; se la llamó así a causa de Félix Booth, magnate del whisky, cuyos subsidios hicieron posible la expedición. Ross efectuó en ella dos invernadas.
El 28 de mayo de 1831, James Ross, sobrino del jefe de la expedición, llegó al polo magnético norte; observada con rigor, la aguja de inclinación del compás daba un ángulo de 89º 59' por lo menos sobre la horizontal. Esta primera determinación del polo magnético le situaba a 69º 34' N. Y 94º 54' 0., cerca del litoral oeste de Boothia. Después, James Ross cruzó los canales helados y reconoció la Tierra del Rey Guillermo.
Cuando se convenció de que su barco se hallaba irremisiblemente bloqueado, en 1862, John Ross abandonó el Victory en los parajes donde se perdiera el Fury, invernando por vez tercera cerca del depósito de víveres constituido en 1827 por precaución de Parry. Por último, el 15 de agosto de 1833, consiguió llegar de nuevo al estrecho de Lancaster, gracias a las chalupas, y a finales de mes fue recogido en el mar de Baffin por un ballenero bien conocido por él, ya que se trataba del Isabelle, su antiguo barco de la expedición de 1818.
De este modo, John Ross recuperó a los ojos del gran público su fama de caballero y de oficial.
Provisionalmente hubo de reconocer el Almirantazgo la impracticabilidad del paso. Los esfuerzos posteriores se orientaron hacia la zona antártica.
En lo que se refiere al sur, había que atenerse al plan del capitán Cook, es decir, efectuar un raid estival y regresar en otoño a latitudes más templadas. Los mares subantárticos, dominio en el que circulan sin interrupción de oeste a este las depresiones voraginosas nacidas al contacto del frente polar, ofrecían a los navegantes dificultades enormes; el velero conducido con audacia por una mano avezada estaba condenado a no realizar sino exploraciones al azar, según los caprichos de la meteorología. Divisar tierra era una gran suerte, aterrizar en ella una proeza.
Aproximadamente en 1778, balleneros y, sobre todo, pescadores de focas que se servían de la información recogida por Cook, operaban en el Atlántico Sur, en las proximidades del estrecho de Drake. A partir de 1791, 108 barcos tocaron en Georgia del Sur (54º S., 34º O.), isla montañosa, cubierta de glaciares, que ofrecía fondeaderos bastante aceptables; en 1798, los norteamericanos se unieron a los ingleses. Las Shetland del Sur (archipiélago situado al sur del Pasaje de Drake, advertido tal vez en 1599 por el navío del holandés Dirk Gerritz), fueron desde entonces muy visitadas; para abrir a la ciencia aquellas regiones se necesitaba, sin embargo, el esfuerzo metódico de la Royal Navy.
El año decisivo fue 1819; muchas expediciones divisaron probablemente la tierra firme de la península antártica, más tarde llamada Tierra de Graham.
En 1819 el capitán inglés William Smith, con el Williams, se vio desviado hacia el sur al doblar el cabo de Hornos y divisó tierra; desembarcó en Rey Jorge (62º S., 58º O.), y regresó nueve meses después a los mismos parajes, acompañado por Edward Bransfield, con objeto de cartografiarlos. Una flota de pesqueros de focas acompañaba esta expedición oficial y se realizaron nuevos descubrimientos. En febrero de 1820, los americanos Sheffield y Fanning, a bordo del Hersilia y el bergantín español Espíritu Santo, bajo mando británico, fueron los primeros en cazar focas en las Shetland.
En noviembre del mismo año, ocho navíos americanos, bajo el mando de Benjamín Pendleton, exploraron a su vez el archipiélago. Nathaniel Palmer, que mandaba el Hello y el James Monyoe, descubrió la isla Decepción, cuyo cráter desportillado había de procurar un puerto excelente (62º 30' S., 61º O.); más al sur, exploró el archipiélago Palmer y el canal de Orleáns, divisando el continente de modo indiscutible; por esta razón, en los Estados Unidos se denomina en la actualidad tierra de Palmer a la Tierra de Graham. Pendleton obtuvo el primer mapa hecho en las Orcadas del Sur (hacia 63º 30' S. y 45º O).
Los rusos se lanzaron a su vez en 1819; la posición del zar en Europa, vigorizada por el tratado de Viena (1815), explicaba esta empresa de carácter imperial. Fabian Gottlieb von Bellingshausen, barón originario de la isla de Oesel, de Letonia, tomó el mando de las corbetas Vostok y Mirny, con el encargo de efectuar una circunnavegación del Antártico, rebasando hasta donde fuese posible las latitudes alcanzadas por Cook. Después de Georgia del Sur y de las Sandwich del Sur (arco insular que jalona una línea de bajos entre 54º y 60º S., hacia 26º O.), costeó el extremo del banco de hielo hasta 8º O., alcanzando el 27 de enero de 1820 la latitud de 69º 21'; el Pack (gran extensión de témpanos flotantes) detuvo los veleros, y después, el mal tiempo forzó a Bellingshausen a mantenerse entre 60º y 63º S., mientras proseguía la ruta hacia el este, llegando a los 87º de longitud.
Tras la invernada en Sydney (Australia), volvió a partir a finales de 1820, descubriendo el 10 de enero de 1821 la isla de Pedro I (68º 40', 90º 30' O.), primera tierra descubierta al sur del círculo polar.
Sin embargo, los rusos no pudieron desembarcar. Sospechando la proximidad de nuevas tierras, Bellingshausen prosiguió rumbo al este, descubriendo el 29 de enero un promontorio elevado, la tierra Alexandre. Fue luego reconocida (1941) como una isla de gran extensión (43.000 kilómetros cuadrados), separada de la Tierra de Graham por canales colmados de carámbanos. En las aguas de las Shetland halló numerosos pesqueros de focas anglosajones, y regresó a Cronstadt. Había reducido en más de un tercio la superficie de las regiones desconocidas.
Los pesqueros de focas, en 1824, llegaron hasta 66º S. de la costa occidental de Graham. Weddell y Brisbane, ingleses, a bordo del Jane y del Beau foy, forzaron la barrera de hielos flotantes y penetraron en un profundo encorvamiento de la costa, el mar de Weddell, hasta 70º 15' S. (1822-1824). Morrel, de nacionalidad americana (1822-1823), después de haber logrado el primer desembarco en la isla Bouvet (54º S., 3º E.), y cartografiado las Orcadas del Sur, llegó a su vez a los 70º 14' S. en el sector atlántico.
El 15 de enero de 1838 Dumont d'Urville comenzó a encontrar hielo a 58º S., en el Atlántico. Impotente para rebasarlos el pack los 63º 43' S., se dirigió a las Orcadas del Sur, en las que los navíos bloqueados hubieron de ser liberados a golpes de hacha y de sierra. De este modo, descubrió la tierra de Luis Felipe, extremo de la Tierra de Graham, y la isla Joinville, situada enfrente. Es indudable que se trataba de una tierra ya divisada por Bransfield y por los capitanes de pesqueros de focas, pero sus coordenadas estuvieron mal establecidas hasta entonces. Al advertir que las tripulaciones comenzaban a padecer el escorbuto dobló en marzo el cabo de Hornos e hizo escala en el puerto chileno de Talcahuano, surcando a continuación los mares de Oceanía.
Volvió a partir de Tasmania el 1 de enero de 1840 para explorar el sector situado entre los 120º y 170º E. en dirección al polo Sur. Encontró hielos el 16 de enero y el 21 divisó una tierra alta, cubierta de nieve y de hielo, cuya altitud aproximada llegaría a 1.000 ó 1.200 m. Pero la calma, excepcional en el Antártico, inmovilizó los barcos a distancia. Hasta el 26 de enero no pudieron efectuar un desembarco dos chalupas. La del Astrolabe, tripulada por Duroch y seis marinos, llegó la primera y, a las dieciocho horas, el pabellón francés flotaba sobre un islote rocoso.
El exterminio de elefantes marinos y de focas en Georgia del Sur alcanzó proporciones impresionantes: 1.200.000 piezas entre 1780 y 1810; y desde 1825 a 1830 fueron 300.000 las focas sacrificadas en sólo las islas Shetland. La mayor parte de las pieles se vendían en China, aproximadamente a cinco dólares pieza. En 1830, las Shetland quedaron también agotadas y los armadores se dedicaron a buscar otros dominios de caza; esta actividad, beneficiosa para la ciencia, condujo al exterminio de la foca de piel fina en el Atlántico.
La firma Enderby, de Londres, envió en 1830 al capitán Biscoe en dirección este con los barcos Tula y Lively; el cual descubrió la tierra de Enderby entre los 40 y 60º E., hacia 66º a 68º S., pero no pudo desembarcar. Partió de nuevo desde Tasmania y descubrió la isla Adelaida (entre 67º y 68º S. y 68º O.), subiendo hacia el norte; descubrió entonces la tierra firme, que llamó Tierra de Graham, costeó las islas Biscoe y desembarcó en la isla Anvers, entre Adelaida y el archipiélago de Palmer.
Enderby resolvió en 1833 intentar una circunnavegación por el oeste para completar los descubrimientos de Biscoe; pero uno de los barcos del capitán Rea, el Rose, naufragó en el Pack a 60º S., 53º O., y el Hopefad hubo de regresar a su base.
Kemp, otro capitán de Enderby, con el Magnet, pasó por Kerguelen e hizo vela al sur (1833-1834), donde descubrió la costa que lleva su nombre a 60º O., justamente al sur del círculo polar.
John Balleny (1839) realizó la primera exploración asumida por Enderby; con el Eliza-Scott y el Sabyina, exploró el archipiélago Balleny (entre 66º y 68º S., aproximadamente a 163º E.) donde abordó en la isla Young, la más septentrional; adivinó la tierra entre 115º y 120º E., dando a toda la costa el nombre del Sabrina, naufragado en la región.
Después de Balleny llegó el turno a las exploraciones oficiales.
El Congreso americano confió, en 1838, seis barcos a Charles Wilkes, con la misión de reconocer en conjunto el contorno meridional del océano Antártico.
Después de elegir una base en la Tierra de Fuego, Wilkes envió sus barcos primeramente al este y al oeste de Graham, sin resultado apreciable; después, llegó a Australia e hizo vela hacia el sur para descubrir la posición del polo magnético sur, que el físico alemán Gauss había situado por cálculo hacia el 66º S. y 146º E., es decir, frente al glaciar de Mertz, entre la tierra Adelia y la Tierra del Rey Jorge. El 13 de enero de 1840, Wilkes descubrió unas islas (sin duda el archipiélago Balleny) y se dirigió hacia el oeste. Días más tarde, divisó el continente y siguió la costa unos 2.500 km. Con posterioridad se le ha reprochado la incertidumbre de sus trazados. Al presente se reconoce que Wilkes no cometió apenas más errores que los de otras expediciones más modernas, en regiones en las que el cálculo de una de las distancias varía de uno al cuádruplo, según las condiciones de la atmósfera; en resumen, demostró la existencia del Antártico oriental.
Julio Sebastián César Dumont d'Urville se estudia con mayor amplitud en otra parte, porque sus exploraciones polares no son más que un aspecto de su actividad de marino.
Durante el curso de un cuarto crucero en Oceanía efectuó sus investigaciones antárticas. Desde mucho tiempo atrás había concebido el proyecto de llegar al mar de Weddell más allá del 78º S. cuando partió de Tolón el 7 de septiembre de 1837 con el Astrolabe y su escolta La Zélée, bajo el mando del capitán Jacquinot (I).
Dumont d'Urville tomó posesión de la costa en nombre del rey de los franceses, bautizándola con el nombre de su mujer: Adelie, nombre de la época romántica.
El 29, se divisó uno de los barcos de Wilkes, pero no hubo intercambio de información ni visitas; cada uno de los capitanes afirmó después que el otro no había respondido a los signos de saludo, prueba de la escasa visibilidad que con tanta frecuencia reina en las regiones antárticas...
A 132º E. se descubrió el 30 de enero una alta barrera de hielo; después de reflexionar, Dumont d'Urville dedujo que una formación glaciar tan imponente tenía que apoyarse en tierra firme, dando a la supuesta costa el nombre de tierra Clarie, deferencia para con la esposa del capitán Jacquinot; indudablemente se trataba de un inmenso iceberg, porque la tierra Clarie no se ha encontrado.
Regresaron a Tolón los dos barcos el 6 de noviembre de 1840.
Los descubrimientos efectuados cayeron en olvido relativo, y hasta 1926, a propuesta de J. B. Charcot, Francia no reivindicó sus derechos sobre aquel sector del Antártico. Hasta ciento diez años más tarde no se efectuó la exploración de aquellas regiones (1950).
James Clark Ross obtuvo los resultados más brillantes, como jefe de una expedición lanzada por la Sociedad Británica para el Progreso de la Ciencia, y apoyada por la Real Sociedad Geográfica.
Se trataba de un marino que había tomado ya parte en una expedición anterior en el Ártico, y obtuvo el mando de dos navíos, el Erebus y el Terror, equipados en forma especial.
Llegó a Hobart por Kerguelen, enterándose allí de los primeros descubrimientos de Dumont d'Urville y de Wilkes. Modificó sus planes en consecuencia y resolvió efectuar su acometida más al este, en el cuadrante de Oceanía, comenzando en las proximidades del meridiano 180. Tropezó con el pack a 66º 32' S., e intentó atravesarlo, advirtiendo con gran sorpresa que ocho días después encontraba mar libre a 69º 15' S.
PRIMERAS VISTAS Y TOMA DE POSESION FRANCESA DE LA ANTÁRTIDA
Del Voyage au Pole Sud et dans L'Océanie (1837-40), por Dumont d'LTrville. París (Gide), 1845. Son dibujos detallados que acompañan al mapa del itinerario de las corbetas L'Astrolabe y La Zélée "en las regiones circumpolares", trazado por el ingeniero hidrógrafo Vincendon-Dumoulin. De hecho, dan idea del sexto continente, descrito como "acantilados de hielo escarpados y uniformes, que se supone encierran base sólida"